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LA HABANA, Cuba. – Bastó con un simple anuncio de las llamadas “Medidas del Gobierno de Biden en apoyo al pueblo cubano”, a mediados del mes de mayo, para que apenas unos minutos después el valor del dólar y demás divisas en el mercado informal comenzara a descender. 

De 115 pesos cubanos (CUP) por cada USD, en menos de una semana la moneda estadounidense pasó a cotizarse sobre los 98 CUP. Incluso aquellos vendedores que entraron en pánico al ver la rápida caída, aceptaron mucho menos de 90 pesos, pensando que el canje se estabilizaría cercano a los 60 CUP en menos de un mes, cuando los vuelos provenientes de Miami comenzaran a normalizarse tal como estuvieron antes de la pandemia.

Pero ya han pasado unos cuantos días, los precios de las divisas han vuelto a ascender y, como van las cosas en la economía y las finanzas cubanas, tan precarias y sin señales de recuperación a corto o mediano plazos, no faltan los augurios que hablan de una posible escalada del dólar “al infinito y más allá”.

Siguiendo las publicaciones de vendedores y compradores en las redes sociales, así como prestando oídos a los comentarios en la calle acerca del tema, todo indica que el descenso brusco fue pura especulación puesto que ni las medidas se harían efectivas de inmediato ni el éxodo masivo daba aún da señales de parar o de haber alcanzado un pico; por el contrario, ha pasado a convertirse en la peor crisis migratoria durante tantas décadas de dictadura.

No obstante, una buena parte de los mensajes en redes sociales, en los principales grupos de compraventa, daban por sentado que el éxodo comenzaba a menguar así como que la situación económica empezaría a mejorar, algo que si bien los menos ingenuos sabían que jamás sucedería, de cierto modo funcionó como ese “mensaje esperanzador” que el régimen necesitaba para ganar tiempo, aunque fuesen solo unas semanas para aliviar las tensiones internas.

Por unos días, muy pocos, algunos ansiosos por una solución a la debacle económica actual experimentaron en Cuba la sensación de que una luz se encendía en sus horizontes oscuros y, sin dudas, las llamadas “ciberclarias”, esos que de manera ridícula la dictadura nombra como “cibercombatientes”, probablemente aprovecharon la oportunidad para reforzar en el ciberespacio esa idea de “mejoría” sin fundamento en la realidad.

En tal sentido, varios administradores de algunos de estos grupos privados de compraventa han confirmado a CubaNet que por esos días aumentaron considerablemente las solicitudes de unirse, provenientes en su mayoría de perfiles falsos, recién creados, que en muchos casos coincidían con perfiles bien activos en otros grupos públicos donde se dedicaban no solo a inundar las redes sociales con mensajes sobre el fin del éxodo, la inminente caída del dólar por debajo de los 60 pesos cubanos y la recuperación del turismo, sino a insistir en la idea de que los vendedores de divisas eran unos “abusadores”, “mantenidos desde afuera”, “parásitos de la sociedad”, además de la causa principal de los altos precios de los productos en el mercado.

“(Eran) los mismos mensajes repetidos en todos los grupos”, dice Iván, administrador de un grupo de venta de divisas en Facebook. “Perfiles distintos, con fotos falsas o sin fotos, repitiendo lo mismo. Creando la ilusión de que ya la cosa iba a mejorar, que el dólar bajaría a menos de 50 pesos. La gente decía que eran los mismos revendedores tratando de comprar bajito para después revender pero no, eso no tenía sentido. Eran los mismos perfiles que después uno veía en otras páginas atacando a todo el que hablara mal del gobierno. De momento se viraron para el dólar. Me juego lo que sea a que eso fue mandado a hacer”, asegura el entrevistado.

Pero mientras el dólar bajó a toda prisa durante unos días, los precios en el mercado negro y en la red de tiendas estatales se elevó tanto o más que en los días anteriores. Incluso en los comercios que solo venden en Moneda Libremente Convertible (MLC), varios productos elevaron el precio entre un 20 y 40 por ciento (haciéndose más notable con los equipos electrodomésticos), probablemente buscando captar esos incrementos como resultado de la especulación.

De hecho, hubo quienes corrieron a cambiar los dólares por MLC, porque para este el valor en el mercado informal se mantuvo más estable, aunque en realidad el MLC no sirve para nada más que comprar o adquirir determinados servicios en esos establecimientos estatales que tanto rechaza una mayoría de la población sin acceso a las remesas del exterior.

Coincidencia o mala intención, lo cierto es que los precios en las tiendas MLC subieron inmediatamente después del anuncio de las medidas del actual presidente estadounidense. Para muchos en Cuba, buena parte de la campaña al interior de la Isla, en apariencias espontánea, contra la tasa informal de canje del dólar que vino después del 16 de mayo pudo tratarse de una estrategia de intimidación diseñada por el régimen cubano para estimular los ingresos de divisas o al menos resultó en un beneficio colateral (aunque consciente) de la especulación.

“Creo que aprovecharon el anuncio para hacer correr la bola”, afirma un joven que se dedica a la venta de divisas en el mercado informal. “La gente cogió miedo y muchos que tenían los dólares guardados los sacaron y los convirtieron en MLC o en euros. La mayoría de los vendedores hicimos eso temiendo perder más. El MLC también había comenzado a bajar pero mucho menos. Ahora, lo que me llama la atención es que a las dos o tres semanas empezaron a subir los precios en las tiendas MLC”.

Por su parte, otro vendedor de divisas, también sospecha que muchas de las publicaciones que condujeron a la caída momentánea del dólar, más que una estrategia para aumentar los ingresos de MLC, buscaban ganar tiempo sembrando falsas esperanzas sobre una pronta “recuperación de la economía”, una vez normalizados los vuelos desde Miami.

“Gente que jamás había visto vendiendo ni comprando dólares de momento aparecieron en los grupos diciendo todas esas estupideces, diciendo incluso que compraban pero después uno los llamaba y nada. Era crear la expectativa, sembrar la idea de que todo comenzaba a mejorar y así ganar tiempo (…). Estos tipos (el régimen) están ahogados, desesperados (…); tampoco niego que el jueguito del miedo los haya beneficiado. Pienso sobre todo que unos días antes apareció el ministro de Economía hablando de ajustar la tasa de cambio oficial sobre los 50 pesos, así como la futura venta de MLC de manera selectiva. Por otro lado, la gente salió corriendo a cambiar dólares por MLC, pero no creo que haya sido el objetivo principal. Bueno, ellos (el régimen) se aprovechan de todo”, dice este vendedor.

Más allá de que la campaña para bajar el precio del dólar en la calle fuera orquestada por el propio Partido Comunista con los propósitos que solo ellos saben, lo cierto es que el entusiasmo por la caída duró bien poco y actualmente el USD remontó hasta alcanzar nuevamente los 115 pesos cubanos por unidad; y están quienes auguran que, de continuar el actual éxodo masivo, para finales de año pudiera haber superado los 150 CUP en el mercado informal, aun cuando aumenten los vuelos desde Estados Unidos a Cuba, o si el arribo de turistas continuara creciendo.

Por otra parte, en la calle, son diversas las opiniones de las personas sobre lo que deberá suceder para que los precios de las divisas extranjeras vuelvan a bajar.

“Habrá que esperar a que toda esa gente que se está yendo ahora pueda regresar o mandar dinero y creo que eso no pasará. Las familias se están yendo completas”, dice otro entrevistado bajo condición de anonimato.

“Ya esto no vuelve a arreglarse jamás. Estos descarados descubrieron cómo sacarle dinero a la gente y que el aguante del cubano es infinito. Estamos perdidos”, comenta otra persona.

“Claro que bajará y será pronto. El país se va a quedar vacío y de nada van a servir ni el dólar ni el euro ni siquiera la moneda nacional. Esto es directo a la comunidad primitiva”, dice un joven universitario, que además afirma que todos en su Facultad tienen previsto marcharse del país una vez terminados los estudios.

“En mi barrio no queda una casa donde no se haya ido nadie, o donde todo el mundo esté pensando en cómo hacer dinero para irse. En la Facultad hasta los anormales de la FEU y la Juventud (UJC)… todo el mundo está puesto para irse. Antes decían ‘El que no salte es yanqui’; ahora la cosa es ‘El que no salte pa’l Yanqui se jode’”. 

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